Depois de ter descoberto Eduardo Mendoza em A Cidade dos Prodígios, há já alguns anos, é reconfortante encontrá-lo agora em plena forma a assinar crónicas jornalísticas na última página do El País:
Versado en novelas de intriga y espionaje e ignorante de las cosas importantes de la vida, apenas me entero del compromiso matrimonial del príncipe Felipe se me ocurre la infundada ideia de que en realidad es una maniobra para contrarrestar los efectos disgregadores del plan Ibarretxe (...). La teoría me gusta, porque me parece más romántica que la que ofrecen los medios de comunicación. Casarse por amor es cosa de todos los días, mientras que lo otro es hacer historia y literatura de una solo tacada.